“Imagínate vivir en Europa y perderte esto”
Es la 01:30h de la madrugada del viernes día 7 de Noviembre de 2025. Estoy en el MIRA Festival, y mi cuerpo y mi mente saben que en 10 minutos empieza uno de los shows más esperados de la vanguardia electrónica latinoamericana. Estoy callada, tranquila, observo a mi alrededor. Pero una corriente eléctrica de nervios me atraviesa el cuerpo. Lechuga Zafiro y Verraco. Dos nombres, que quien bien me conoce, saben que no puedo sacar de mi mente desde hace unos años. Un loop obsesivo con ellos desde el álbum de “Grial” por parte de J.P., (Verraco) y desde el álbum de “Testigo” por parte de Pablo (Lechuga Zafiro). De hecho, honestamente, solo vine aquí para este espectáculo.
“Imagínate vivir en Europa y perderte esto”


Lechuga Zafiro & Verraco presentan HYPERVERBENA
Texto: Joana Fornós
Co-dirección creativa y producción: PROXIMA
Visuales: Cayequitas + Kevin Chepe
Luces: Tomi Levita
Video: Faketopia
Fotos: Alba Ruperez cortesía MIRA Festival
Es la 01:30 h de la madrugada del viernes día 7 de noviembre de 2025.
Estoy en el MIRA Festival, y mi cuerpo y mi mente saben que en 10 minutos empieza uno de los shows más esperados de la vanguardia electrónica latinoamericana.
Estoy callada, tranquila, observo a mi alrededor. Pero una corriente eléctrica de nervios me atraviesa el cuerpo.
Lechuga Zafiro y Verraco. Dos nombres, que quien bien me conoce, sabe que no puedo sacar de mi mente desde hace unos años. Un loop obsesivo con ellos desde el álbum de “Grial” por parte de J.P. (Verraco) y desde el álbum de “Testigo” a cargo de Pablo (Lechuga Zafiro).
De hecho, honestamente, solo vine aquí para este espectáculo.


Mientras me acerco poco a poco con mis piernas a buscar el escenario (acompañada de amigas portuguesas que también han venido a vivir la experiencia), hacemos un check de la disposición de los altavoces en el espacio, y decidimos quedarnos en el medio, justo en la medida perfecta para, bajo nuestro punto de vista, por una parte, escuchar bien el sonido; por otra, para observar desde una perspectiva “zoom out” la gran pantalla de cine que tenemos al frente; y por última, dar rienda suelta a todos y cada uno de los movimientos casi eléctricos que nacerán a través de nuestro cuerpo.
Ruidos atmosféricos y efectos sonoros de otro mundo que desconozco, pero con los que ya me siento familiarizada, dan el disparo de salida a cierta mundología.
Pantalla en negro. La ambientación del stage está impregnada de una gama de grises.
Se vislumbran unas luces en movimiento que van por encima de las cabezas del uruguayo y del colombiano, enfocando la energía como si vinieran directamente desde el mismísimo núcleo interno de la tierra. Y no me extrañaría. Se siente caliente, profundo y pesado.


Aparece en la pantalla la primera toma visual. Tengo un poco de miopía, y desde mi posición, mis ojos ven una especie de bichitos microscópicos. Pero no.
Se trata de un plano cenital “zoom in” de unos hipopótamos bañándose dentro de un río. Me pareció simplemente perfecto. Algo dentro de mí dijo: “Okey, estoy lista para este viaje”. La manera más hermosa y especial de dar comienzo a toda una serie de visuales cinematográficos que llegaron para volarnos la cabeza.
Selva tropical, bosques, caballos, tribus, amazonas, volcanes en erupción, lava, fuego, guerras, sexo, Fujimori, fútbol, Maradona, racinetos, motos, vacas, territorio, color, blanco, negro, migración, mangueras, Chávez, cementerios, vida, muerte, Abya Yala.
Aguas, ríos, espíritus. Religión. Fe.
Tarántulas, cuerpos, gritos, pistolas.
Texturas. Glitches y distorsión.


Todos los clips cargados de una belleza cinematográfica, algunas tomas casi como “haikus”, y un peso político en ellas desgarrador, que te iban golpeando el endocardio al ritmo del bass, recordándote, una vez más, que todas somos una extensión de la persona que tenemos bailando a nuestro lado, y en consecuencia, las causantes de todo lo bello y, a la vez, de todas las atrocidades más crudas y oscuras de este planeta.
Todxs somos la causa-efecto de todo lo que vemos. Así es, nadie se salva de esto.
Cierro los ojos. Pero los vuelvo a abrir rápidamente; no quiero perderme ni un solo frame.
También aparecen memes de la internet con sus nuevos formatos.
Sigo bailando. Alante y atrás, a un lado y a otro. La energía está alta desde aquí. No me imagino qué estará sucediendo en primera fila, en donde más amigas estarán quemando el suelo y sus gargantas.
Dub, techno, breaks, IDM, reggaeton, dembow, tribal, lento, rápido, suave, sexy.
Llego a percibir en la lejanía las baquetas que sostiene Pablo (Lechuga Zafiro) en el aire, y me doy cuenta de que le está dando en directo a los pads. Distingo a JP (Verraco), y me imagino su figura, totalmente focus en lo que está haciendo y cocinando con las máquinas, con esa imagen de concentración abrumadora que tanto le caracteriza.
Es lo que tiene ponerse en el medio del público y no en primera fila.
Ganas perspectiva en unas cosas, y luego pierdes perspectiva en otras.
Supongo que así también es la vida.
A veces se pierde, a veces se gana.


Una hora y cuarenta minutos de set.
Y cuando pensábamos que el show se había acabado… sorpresa.
Sonó una cumbia para rematar el viaje. Manitas en el aire.
En la pantalla: “El que no levante la mano es un inglés”.
Y todo se rompió.
Y todo se volvió una “loquera”.
Terminando así un viaje astro-visual-auditivo, inventado y construido por estas almas latinas, que con su fusión, dieron luz a “Hyperverbena”.
La pantalla se volvió roja, y con ella, los aplausos y gritos finales del público.
Las que tuvimos la suerte de presenciarlo, “Hyperverbena” nos va a reverberar en nuestro cuerpo por mucho tiempo. Deseando de nuevo ver en qué evoluciona este proyecto.
Y sin romantizar absolutamente nada, pero sí subrayando todo el amor que les tengo a todas mis amigas latinxs (que son mayoría) y absolutamente todo lo que aprendo de ellas.
Gracias por mostrarnos todo lo que Europa se pierde.
Gracias por, desde este lado del charco, teletransportarnos hasta las entrañas de Sudamérica.


