Flamenco, rave y emoción: la identidad sonora de DALILA

DALILA, crecida entre la Sevilla de pueblo, las reuniones familiares atravesadas por sevillanas y una escena rave local en pleno despegue, desarrolla una relación con el ritmo y la palabra que nace de observar, escuchar y participar sin miedo. Hoy, su proyecto encuentra un lugar propio entre la electrónica y el flamenco: no desde la fusión forzada, sino desde el respeto y la intuición. Esa naturalidad atraviesa temas como “Cieguita” o “Tempestad”, donde lo emocional convive con la pista.

11/7/2025

Flamenco, rave y emoción: la identidad sonora de DALILA

¿Cómo ha moldeado tu entorno cultural (la Sevilla de tu juventud, la cultura flamenca, la escena rave local) tu percepción del ritmo y la emoción en la música?

Desarrollé mi infancia y adolescencia en un pueblo llamado Pilas. En la zona donde se ubica existe una identidad etnográfica que marca profundamente la cotidianidad de la población. Así, los encuentros familiares o amistosos están muy atravesados por la música, destacando un género concreto: las sevillanas.

Además, la interpretación de esa música es muy espontánea: no se canta ni se toca para hacerlo bien, se hace como una forma de expresión de júbilo, de celebración. Supongo que todo ello, sumado a mi formación musical desde pequeña, me llevó a tener la poca vergüenza necesaria para exponerme o hacer algo musical.

Tus producciones fusionan electrónica y flamenco: ¿cómo decides dónde ceder a la tradición y dónde romper con ella?

En mi trabajo hay mucha influencia del flamenco, porque soy una gran aficionada: es la música de mi casa.

Lo que más tiendo a incorporar es la palabra, el aspecto lírico, la manera de contar las cosas que tiene el flamenco. Eso me toca muy de cerca y está muy presente en mi trabajo, especialmente a la hora de escribir o componer.

También, en el proceso creativo descubro que ciertas sonoridades e instrumentos propios del flamenco o del folclore encajan perfectamente con géneros netamente electrónicos. Así a título ilustrativo, un tamboril (un instrumento propio de la romería del Rocío) con la distorsión y fxs adecuados pueden entrar de forma natural en un tema de dubstep.

Cuando se trata de crear, si en mi mente aparece un sonido de raíz (una guitarra, un tambor, una castañuela, una pandereta, unas palmas), y siento que encaja en un tema electrónico, lo integro y sigo adelante.

Pero siempre desde el absoluto respeto. Para mí el flamenco es algo enorme. Yo me acerco a él como espectadora, con mucho amor.

DALILA, crecida entre la Sevilla de pueblo, las reuniones familiares atravesadas por sevillanas y una escena rave local en pleno despegue, desarrolla una relación con el ritmo y la palabra que nace de observar, escuchar y participar sin miedo.

Hoy, su proyecto encuentra un lugar propio entre la electrónica y el flamenco: no desde la fusión forzada, sino desde el respeto y la intuición. Esa naturalidad atraviesa temas como “Cieguita” o “Tempestad”, donde lo emocional convive con la pista.

En esta conversación hablamos sobre identidad musical, sobre perder la vergüenza para crear, sobre reinterpretar tradiciones y sobre cómo se está moviendo la cultura electrónica en Andalucía y España.

“Cieguita” y “Tempestad” muestran una sensibilidad muy distinta dentro de tu electrónica. ¿Qué historias personales o emociones quisiste capturar en cada uno?

Creo que “Cieguita” y “Tempestad” comparten una sonoridad solemne. Me gusta la música que provoca un pellizquito emocional, aunque sea electrónica y se pueda escuchar en un club. Me interesa transmitir esa mezcla de ceremonia, recogimiento y emoción que puede despertar una canción.

Volviendo a lo que te comentaba, supongo que viene de lo que escuchaba de pequeña. Por ejemplo, las salves que se cantan en la romería: cantos muy solemnes, con instrumentación y acordes que elevan, me conectan con algo primigenio y esa impronta creo que está en mis cosas, aunque se trate de un track electrónico.

En tu remix de “La Seguiriya”, mezclas flamenco y electrónica. ¿Cómo fue el proceso de reinterpretar un clásico sin perder su esencia?

La Seguiriya es un palo clásico del flamenco. Ángeles, en su último disco “Sangre Sucia” - que recomiendo muchísimo escuchar-, llevaba un cante por Seguiriya y me propuso hacer un Remix para sus directos. Yo la seguía desde hace tiempo, nos conocíamos y había admiración mutua, así que acepté encantada. Además, estaba escuchando mucho su disco y fue un regalo poder hacerlo.

El proceso fue muy bonito porque me sentí con total libertad para llevarme la Seguiriya donde quisiera. Creativamente fue un reto: la Seguiriya es un palo muy sobrio, canta a una pena, así que al traducirlo a la electrónica necesitaba buscar un género que respetase esa sobriedad, con matices sombríos. Así que decidí llevarla hacia el drum & bass/jungle, explorando sonoridades más densas.

Para mí fue un absoluto match. Al combinar el beat con el vozarrón de Ángeles, parecía hecho a medida. Estoy contentísima de haber trabajado con ella y de que haya nacido este remix de La Seguiriya.

Pues mira, la verdad es que llevo casi dos años con la producción a tope. Necesitaba centrarme en esto y parar un poco. Al final, la composición y el estudio necesitan mucha tranquilidad y pausa.

Y aunque es un proceso largo, estoy aprendiendo mucho, sobre todo a gestionar la paciencia y el tiempo de cocción. Especialmente ahora, en un contexto en el que, si no estás mostrando cosas nuevas todo el rato, parece que no ocurre nada.

Para este año tengo pendientes varios releases de remixes, y para 2026 trabajo propio.

¿Algo que nos puedas adelantar de algún proyecto cercano, algunas fecha interesante?

Me preguntas por la cultura de rave… Y tengo que ser honesta: llevo un tiempo sin ir a ninguna (risas).

Este año he estado muy a tope con la producción, y eso me ha mantenido muy concentrada. Aun con todo, estoy en el mundo, sigo viva (más risas). Y sí que percibo una tendencia: creo que cada vez se abandona un poco más el club para pasar a fiestas de día, a eventos al aire libre. También noto que apetece más la escucha y la música de raíz.

Después de la pandemia hubo una explosión: nunca nos habían encerrado así, y salimos desbocadas, consumiendo “lo electrónico” de una forma mucho más hedonista. Ahora noto que la tendencia se desplaza hacia un disfrute más paciente, buscando sensaciones más profundas y pausadas.

Veo que la escena tiende a desacelerar: más eventos de día, más contacto con la naturaleza, menos afluencia masiva, primando espacios reducidos con una visión comunitaria, más cercana, consciente y menos consumista.

Quizá me equivoque, pero le auguro buen futuro por ese camino. Creo que necesitamos salir un poco del consumo masivo, pasar del macro a micro, mirarnos a la cara y vivir otro tipo de emociones con la música.

¿Cómo describirías el pulso actual de la cultura rave en Andalucía y España?