Entrevista: st.frances estrena forget/remember y longdrive

En un momento en el que su proyecto atraviesa una etapa especialmente luminosa, hablamos con st.frances a propósito del lanzamiento de su nuevo doble single, forget/remember y longdrive, dos canciones que funcionan como puente entre su pasado más íntimo y el presente expansivo que está viviendo ahora mismo. Temas que dialogan entre la memoria, el impulso y la apertura a todo lo que está por venir.

12/19/2025

Entrevista: st.frances estrena forget/remember y longdrive

@__st.frances

Entrevista: Luis De Gouveia Sousa

Tu álbum debut, there's room for everything, abarca cinco años de tu vida como compositora. ¿Cómo describirías la evolución de tu escritura durante ese tiempo?

Veía de tener bandas desde los 16 años. Y justo esos cinco años fueron para mí el periodo en el que solté el trabajo en banda o el trabajo más colectivo. Era muy joven y tener tantas voces y tantas personas afectando influía mucho en el sonido.

Aunque el motor del proyecto era yo, yo componía las canciones, al llevarlas a la banda todo se transformaba. Llegó un punto en el que necesitaba descubrir realmente cuál era mi voz y mi sonido, sin tanta influencia externa.

Entonces fueron años de transición: pasé de trabajar siempre en colectivo a empezar un proceso más solista, donde también quise aprender producción, trabajar con Logic y encargarme de más partes del proceso. Eso me liberó mucho de la necesidad de complacer a otras personas. Fue un periodo de búsqueda muy personal.

Todas las canciones de esa etapa fueron ya un trabajo individual. Hubo alguna que empecé junto a algunos miembros de la banda anterior, pero después la llevé por otro camino yo sola. En general, fue una etapa completamente orientada a construir mi proyecto en solitario.

Muchas de las canciones combinan sensibilidad melódica con momentos de crudeza casi grunge. ¿Cómo decides cuándo optar por una u otra dinámica dentro de un tema?

Creo que lo hago de forma bastante intuitiva. Pero es cierto lo que dices: cada vez lo veo más claro. Ese contraste es parte de mi manera de crear y representa bastante cómo me siento en general. Todo lo que trabajo y quiero contar a través de la música, ya sea de forma abstracta o más evidente, viene de dentro. Y ahí hay mucho dolor, mucha rabia, mucho análisis interno… Es una forma de procesar una vida llena de turbulencias. Por eso siento inevitable traer esa dureza, ese lado más oscuro o denso.

Pero al mismo tiempo, siempre he pensado y querido que mi música sea accesible. Me rodeo de gente que hace música de todo tipo, y muchas veces lo que más me atrae es lo experimental, lo abstracto. Aun así, cuando pienso en lo que yo hago, quiero que se sienta como una especie de abrazo, un alivio, a la complejidad y el peso inevitable de la vida. Quiero que quien lo escuche encuentre se reconozca en esa tensión, pero también encuentre un descanso, un “estamos aquí juntes”, un espacio amable, dentro de todo esto. Algo accesible.., porque todos estamos atravesados por mil cosas negativas… y también positivas.

Así que, aunque surge de manera intuitiva, si con los años he visto esta tendencia en mí y lo estoy comenzando a hacer de forma más intencionada: traer la suavidad y la dureza al mismo tiempo.

En un momento en el que su proyecto atraviesa una etapa especialmente luminosa, hablamos con st.frances a propósito del lanzamiento de su nuevo doble single, forget/remember y longdrive, dos canciones que funcionan como puente entre su pasado más íntimo y el presente expansivo que está viviendo ahora mismo. Temas que dialogan entre la memoria, el impulso y la apertura a todo lo que está por venir.

La vi recientemente abriendo el concierto de Smerz en Razzmatazz, y fue un directo tan delicado como crudo, emocionante, pero sobre todo profundamente honesto.

Hablamos con ella sobre su álbum debut, there’s room for everything, un disco que recoge cinco años de procesos y aprendizajes, sobre la evolución de su escritura, el valor de la colaboración y sobre cómo se habita un proyecto artístico cuando todo empieza a tomar forma.

¿Qué papel jugaron tus colaboradoras y el productor Max Feriche en el desarrollo del sonido final del disco? ¿Cómo fue el proceso de colaboración?

Fue un proceso muy particular, incluso un poco inesperado. De hecho, es el motivo por el cual ahora vivo en Barcelona. Nos conocimos por afinidades musicales y luego descubrí que él tenía un proyecto y había producido otros trabajos que me interesaban mucho. Fue una apuesta, lanzarme al vacío, introducir a alguien desconocido en mi universo creativo. Pero nos entendimos muy bien desde el principio.

Yo llegué con el material bastante premeditado y trabajado, y él me ayudó a darle forma. Fue un proceso muy bonito, casi de acompañamiento: me confirmaba muchos impulsos creativos y facilitaba su ejecución. En varias canciones yo planteaba ideas y él estaba ahí para materializarlas en el momento, algo que para mí era muy valioso porque aún no me manejaba bien con Logic ni Ableton. Tener a alguien mano a mano para rebotar ideas lo cambió todo.

En cuanto a su influencia, la veo en ciertos matices más pop a su manera, pero siempre comprendiendo muy bien ese contraste que mencionabas antes. Yo había escuchado sus trabajos previos y me llamó la atención ese rango tan amplio que tenía: desde proyectos muy pop hasta cosas más experimentales. Su aporte fue esencial tanto a nivel psicológico (darme confianza en mis decisiones, en que lo que imaginaba tenía sentido), como a nivel técnico, ejecutando las ideas de manera rápida y eficiente.

Y también ocurrió algo que me encanta de trabajar con otra persona: que sus propuestas te ayudan a reafirmar tus propias intuiciones. Hubo momentos en las que yo no tenía claro hacia dónde llevarlas, solo sabía que algo no funcionaba. Él proponía caminos y, a veces, esas propuestas me hacían ver claramente: ‘sí, es por aquí’ o ‘no, definitivamente esto no’. Fue un proceso muy colaborativo, una coproducción total. Y ahora somos muy buenos amigos :)

Tu música ha sido descrita como atmosférica, introspectiva y cargada de emoción. ¿Qué referentes musicales o artísticos influyeron en esa estética?

A nivel sonoro, siempre vuelvo a dos o tres álbumes que funcionan como mis guías, mis mentores sonoros. Me pasa incluso ahora, trabajando en material nuevo: cuando siento que no me encuentro, regreso a esos discos que me orientan.

Para este álbum en concreto recuerdo tener muy presente el álbum de PJ Harvey “let england shake” y en concreto la canción “all and everyone”. También Bon Iver, y su album 22, A Million. a día de hoy sigo yendo a estos dos trabajos en busca de respuestas. Y, claro, siempre me dejo influenciar por lo que está sonando en el momento; en esa época escuchaba mucho a Caroline Polachek.

Luego también hubo referencias más “de otra época”, como Jeff Buckley, de hecho, en una canción hay un sample de órgano sacado de su tema “Lover, you should have come over”. El también es un territorio seguro para mí, al que vuelvo mucho. Pero al mismo tiempo en ese periodo me interesó contrastarlo con cosas mucho más actuales: Caroline, ML Buch o incluso Christine and the Queens, con quien conecto de una forma muy subjetiva, no siempre de forma musical, aunque también, pero más bien con su persona, o lo que percibo de él que me intriga y me reconforta. En el outro de Romance, le canto.

Otra referencia constante para mi es Tirzah. Me atraviesa mucho, me inspira su crudeza, y su aparente simplicidad. Así que sí, como siempre fueron un poco esta tipo de combinaciones. Un cruce de mundos que, de alguna manera, a mi me hacen sentido y encajó de forma orgánica

Ay si, fue súper especial. De hecho, íbamos un poco nerviosas por miedo a la calidad del sonido en ese espacio y que además, al ser en un contexto de festival, a veces no hay prueba de sonido. Menos mal nos pusieron las primeras, así que tuvimos un rato extra para preparar todo.

Y fuimos con nuestro técnico de confianza, Simon Williams, que también es productor y nos ha hecho algunas mezclas estaba ayudando con las mezclas. La experiencia fue brutal: todo sonó súper bien, estábamos tranquilas, y el público estaba increíblemente entregado, lo cual es impresionante considerando que era a la una de la tarde un domingo.

Para mí, el sonido es fundamental; es lo primero que afecta la experiencia del concierto. Si el sonido no acompaña, genera disociación y distracción. Así que eso fue esencial, pero además, la recepción del público me alucinó: tanta gente atenta y generosa, fue precioso. Nos quedamos super contentas.

Sin duda, fue uno de esos bolos que se te quedan con mucho cariño

Estuviste en el Festival BAM durante La Mercè 2025 en la Antiga Fàbrica Estrella Damm. ¿Qué significó estar presentes en un festival tan icónico de Barcelona?

Creo que es un proceso un poco misterioso para mí también, sigo tratando de entender como llego a donde llego con ella.. Trabajo desde la voz; esa es mi herramienta principal. Me sostengo con acordes, con la guitarra, con el teclado o con un beat, y voy creando una base sobre la cual después empiezo a “bailar” con la voz. Eso ya va marcando el camino.

Realmente no lo pienso demasiado. Sé muy bien lo que no quiero hacer, pero a la hora de decidir si algo debe ser más rítmico, más melódico, más abierto o más cerrado… simplemente sigo lo que me nace. Siempre busco ir un poco más allá. Me salen melodías muy rápido, pero no me gusta quedarme con la primera idea. Si algo me suena demasiado predecible, me genera la necesidad de buscar otra dirección: “Esto fue muy fácil, era obvio, a ver a dónde puedo ir si insisto más”. Eso es algo muy presente en mi forma de trabajar.

Más allá de eso, la manera en que todo termina tomando forma es pura intuición.

Las voces juegan un papel central en tu proyecto. ¿Cómo abordas la interpretación vocal para transmitir tanta intensidad emocional sin perder musicalidad?
Abriste el concierto de Smerz en Razzmatazz, ¿Cómo fue la experiencia de abrirle a esta banda tan guay?

Sí fue una propuesta que nos hicieron como tres o cuatro días antes. Y dijimos de inmediato: “¡Claro, lo hacemos!” somos fans de Smerz y abrir en el Razz es una oportunidad muy afortunada.

Fue, de nuevo, una experiencia muy buena, similar a la del BAM. A nivel técnico, todo el soporte del equipo fue increíble. Los de Oval, que fueron quienes montaron todo, ya los conocemos y realmente hacen todo muy bien, cuidándote mucho. Fue una experiencia súper especial.

El público fue increíblemente generoso y atento. Nos sentimos muy a gusto y con mucha confianza; el del BAM nos dio mucha seguridad, así que llegamos sabiendo que estábamos a la altura de la tarea. Estábamos donde teníamos que estar en nuestro sitio.

Además, la gente de Smerz es súper maja, lo pasamos muy bien, todo muy tranquilo, “wholesome” y profesional y con muy buen rollo. Fue una noche muy dulce.

Hablando un poco sobre esta música nueva que vas a sacar, cuéntame un poco sobre estos temas, ¿Qué te inspiró?

Pues sí, es una segunda parte de otro doble single que sacamosel año pasado. Lo veo como una especie de continuación: son canciones que representan un periodo de transición, entre el momento en que trabajaba sola en el álbum y ahora, con la incorporación de Andrea y Laura al proyecto.

Las canciones, son “longdrive" y “forget/remember”, y Cada una tiene aportes propios de ellas: guitarras, órganos, teclados… Pero las composiciónes originales son mías de antes de incorporarse ellas al proyecto. En particular, forget/remember es una canción que saqué hace años, cuando empezaba mi trabajo solista, bajo el nombre de Santa Mónica, que luego cambié a st.frances. Siempre me pareció que tenía más potencial, pero por circunstancias del momento quedó ahí y quería revisitarla.

A nivel de contenido, es interesante porque las canciones representan distintos momentos: una tiene unos cinco años, y la otra, “longdrive”, surgió el verano pasado. Hace un par de años, antes de sacar el álbum, había decidido “dejar la música” como carrera profesional, por la dificultad de llevar a cabo proyectos artísticos con cierta sensibilidad, política y forma de hacer, y con circunstancias materiales concretas, No encontraba la manera y pensé: “Seguiré haciendo música, pero sin objetivos concretos ni proyecciones”.

Cuando todo cambió, fue muy bonito, pero también abrumador. Hubo un momento de burnout: estaba trabajando mucho para estabilizarme económicamente, tratando de sostener un hype inesperado y al mismo haciendo un trabajo interno fuerte por ubicarme después de haberme desprendido de gran parte de mi identidad.

“longdrive” habla de mantenerse disponible a la vida, de aprender a recibir y confiar, de abrirse a lo bueno y aprender que las cosas positivas pueden darse muchas veces. También tiene un juego de palabras: “drive” significa conducir, pero también pulsión. Desde un punto de vista psicoanalítico se pueden explorar muchos caminos en ese doble significado, y eso me gusta mucho.

En cuanto a “forget/remember”, me costó mucho cerrarla, hasta la última semana, trabajando obsesivamente en la producción y la mezcla. Es una canción de otra época que hemos rehecho entre las tres. He, reescrito parte de la letra, pero me sigue situando en un lugar incómodo pero necesario por eso no la cambié al completo. Tiene una rabia más adolescente, una frustración ante la vida y las estructuras y dinámicas sociales. Quise equilibrar entre un lenguaje indirecto poético, y un lenguaje más explícito, por respeto a esa rabia concreta.

Habla de no olvidar la historia, de reafirmar el pasado y el proceso que me ha llevado hasta aquí, recordando que todo tiene su razón de ser y que mi camino artístico no se entiende sin ese recorrido. Así que supongo que las dos canciones tiene una relación entre ellas, y se puede ver claramente el paso del tiempo de una vida, y una pulsión e historia que necesito entender y proteger para poder seguir.