Entrevista a Sonora

Entrevista a Sonora, la Mákina Diva

7/3/2025

Entrevista a Sonora, la Mákina Diva

Te describes como “Hardcore and Mákina Diva”. ¿En qué momento ese título dejó de ser solo una estética o un sonido y se convirtió en una identidad?

Este título, en realidad, es completamente autoproclamado. Supongo que siempre conllevó ambas cosas: una estética y un sonido. Cuando descubrí la música mákina —que, casualmente, también es de Valencia, como yo—, fue lo que me hizo querer pinchar. Quería escuchar esa música en clubs, y en ese momento vivía en Londres, donde no había nadie que pinchara mákina. Aquí en España, lo que suele pasar es que muchas de las fiestas en las que se pone este tipo de música están dominadas por hombres de cierta edad. Son espacios muy masculinizados, y yo sentía que me faltaba un referente: alguien que pinchara mákina y que tuviera una presencia femenina y potente. Por eso me autoproclamé como Hardcore and Mákina Diva, porque quería tomar esa agencia de decir: “Voy a ser la diva travesti de la mákina que hace falta”. También, supongo, tiene que ver con mi personaje en el escenario. Aunque soy una persona tímida o introvertida, cuando subo ahí arriba emerge de mí una especie de poder... de diva. Así que tenía todo el sentido.

¿No existen referentes queers del género mákina?

Bueno, la mákina es, en realidad, una evolución musical de la Ruta del Bakalao, cuando se aceleran los ritmos a inicios de los 2000 extendiéndose sobre todo en Valencia y también en Cataluña. El problema es que, que yo sepa, no hay ningún referente queer. Solo hay que ver cómo, en muchas fiestas importantes del género, el cartel puede tener diez DJs... y ninguno de ellos es mujer, y mucho menos una persona queer. Por eso, ese es un poco mi objetivo como artista: traer esta música para mis amigas, mis girls and theys.

Sonora es una artista multidisciplinar que está reescribiendo el lenguaje del hard dance desde una sensibilidad queer, feroz y profundamente personal. Su figura emerge entre distorsiones, beats acelerados y gemidos susurrados, encarnando una estética donde lo agresivo y lo emotivo no se contradicen, sino que se alimentan mutuamente.

Figura clave de la noche barcelonesa, ha sido pionera en la creación de fiestas queer y en resignificar un género históricamente dominado por hombres: la mákina. Desde su universo performático y musical, se ha consolidado como una de las voces más intensas de la electrónica experimental actual, y ha dado vida a BOMBO, una plataforma radical para artistas queer.

Tu música mezcla agresividad, distorsión y sensibilidad queer. ¿Sientes que tu forma de hacer hard dance también desafía el género (musical y de identidad) desde dentro?

Supongo que, en cierta medida, sí. Al final, tampoco soy una DJ purista, así que mezclo mákina con hard trance, hardcore, psytrance, goa... Por ejemplo, la última vez que pinché en Apolo puse un remix de Missing You y me monté un show travesti cabaret con una especie de lip sync. Me encanta la distorsión, me encanta que sea agresivo, fuerte, que te mueva, porque para mí esa es la música que más me hace bailar. Pero también me gusta que, en la noche y en el set, haya algún momento más introspectivo, nostálgico, bonito, emotivo. No soy tan fan de un set donde se pinche solamente hardcore y sea un constante bombo, sin subidas ni bajadas, ¿sabes? A mí me gusta jugar, porque la mákina tiene muchos elementos melódicos.

La verdad, no lo había pensado. Muchas veces suelo jugar con mi voz filtrada con autotune, y digo mi nombre o “Hardcore and Mákina Diva”, o meto gemidos y besos. Para mí es más bien una forma de conectar con el público y de llevar esa parte más performática y sensual que tengo cuando pincho también al sonido. ¿Sabes? Como jugar un poco a añadir mi voz. Me daría vergüenza coger un micrófono y hablar como DJ Pastis, pero sí me veo metiendo voces filtradas que podrían beber un poco de referentes como SOPHIE.

En tus sesiones se escucha tu voz, a veces susurrante, a veces con gemidos. ¿Qué lugar ocupa el deseo o la sexualidad en tu trabajo sonoro?
En una entrevista hablaste del color rojo, de lo monstruoso, de lo alienígena. ¿Qué cuerpos quieres celebrar o visibilizar con tu estética?

La verdad, lo del rojo para mí ha sido algo muy orgánico. No ha sido una decisión premeditada ni una estética que quiera visibilizar de forma concreta. Y al final, lo que pueda visibilizar con mi proyecto, en todo caso, será, pues, mi cuerpo trans. Pero tampoco es ese mi objetivo. Simplemente coincide que soy una chica trans y hay gente que puede verse reflejada en mí. Para mí, la moda y el maquillaje han sido clave en descubrirme a mí misma y en descubrir mi identidad como artista.

¿Cómo ha cambiado tu visión de la noche desde que empezaste a hacer fiestas en Barcelona?

Yo anteriormente vivía en Londres, estuve allí más de cinco años. Ahí descubrí la escena queer de la ciudad y las raves queer, que fueron las primeras a las que salí. A mí eso me cambió la vida: esa forma de hacer una fiesta, de tener unos valores, unas policies, una forma de crear y cuidar la comunidad, fue algo muy fundacional para mí. Y lo que pasó es que, cuando empecé a hacer eventos en Barcelona, me di cuenta de que realmente hacía mucha falta que existieran fiestas o colectivos que se asemejaran a eso que yo había vivido en Londres. Entonces hice una primera fiesta con una amiga, y la respuesta fue tan positiva... porque al final, mi amiga y yo trajimos de Londres lo que habíamos aprendido en nuestras fiestas queer a Barcelona. Al ver la reacción de la gente, nos dimos cuenta de que era muy necesario y que había un deseo real de tener un espacio más seguro. Un colectivo que se preocupara de verdad por la seguridad de las personas queer asistentes, y no solo por su dinero. Y lo que me cambió fue darme cuenta de lo transformadora que puede ser una noche, y de cuánto puedes influenciar a una escena local, ¿sabes? Supongo que subestimé un poco ese poder que teníamos en las manos en ese momento. Con el tiempo, me he dado cuenta de que las fiestas que he hecho en Barcelona han cambiado la vida de muchas personas, igual que me la había cambiado a mí. A lo mejor ahí han visto por primera vez a travestis, quizás a las primeras personas trans; han conocido a alguien, han creado una amistad, una comunidad. Y de eso es de lo que más orgullosa me siento en estos últimos años en Barcelona: de haber contribuido a crear una escena queer. Y además, haber influenciado a otros colectivos que antes no tenían estas formas de trabajar la noche.

Hablemos de BOMBO, ¿Cómo nació este proyecto?

Pues el hard dance es un término un poco paraguas, que incluye distintas variantes de la música más dura y rápida. De nuevo, como te comentaba con lo de Hardcore and Mákina Diva, es una escena muy dominada por hombres y la heteronorma, y en las que nos faltan referentes queer y nos faltan referentes femeninos. Con lo cual, coincide un poco con este objetivo. Así nació BOMBO, que empezó con una temporada de DJ sets en formato audiovisual: fueron once episodios con distintas DJs queer y mujeres, tanto de Valencia como de Barcelona, Londres, Madrid... Y después, el año pasado, en julio, hice un evento en la sala Razzmatazz. Ahora mismo está un poco en pausa, pero estoy planeando hacer más eventos. La verdad es que es un poco complicado ser promotora cuando eres working class y a la vez intentas sacar tu proyecto individual adelante.

¿Ves a BOMBO como un archivo, una plataforma de lanzamiento o un espacio de resistencia sonora?

Siento que es algo orgánico, que va a ir evolucionando conmigo. Pero la idea es dar espacio a compañeras.